Un histórico número de proyectos de investigación antártica se está llevando a cabo este año en nuestro país. Son 52 las iniciativas científicas en curso, cifra respaldada por una inversión de más de $ 674 millones en fondos provenientes de diversas entidades públicas, y otros $ 600 millones en apoyo logístico a las excursiones al continente blanco, financiados por el Instituto Antártico Chileno (Inach).
Pese a que en términos de recursos este año es inferior al anterior, el alto número de proyectos muestra un mayor interés local por estas investigaciones. “Chile no es un país menor en el tema antártico, es un país importante y quizás estamos empezando a darnos cuenta de que también en la ciencia podemos hacer un desarrollo de nivel mundial”, explica José Retamales, director nacional del Inach.
Aunque dice que el país ignoró en su estrategia científico-tecnológica las posibilidades que tiene la Antártica, Retamales reconoce que este nuevo aire de las investigaciones tiene que ver tanto con el aumento general del financiamiento para las ciencias producto del royalty minero, como con la generación de acuerdos entre el Inach e instituciones como Conicyt, a través de Fondecyt y del Programa de Investigación Asociativa, que han permitido crear siete concursos al año para entregar fondos.
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Paralelamente, los investigadores están postulando a fondos de Innova Chile de Corfo. La investigadora Jenny Blamey, director científico de la Fundación Biociencia, consiguió fondos por US$ 1 millón -el mayor proyecto que se registra para la ciencia chilena en ese continente- para crear una plataforma que facilitara el acceso a los recursos antárticos para potenciar el desarrollo de la biotecnología chilena en el área. A través de él se logró instalar un laboratorio en dependencias del Inach, tanto en Punta Arenas como en la base científica Julio Escudero, de la Isla Rey Jorge.
Proyecciones industriales
Aunque la normativa del Tratado Antártico limita la explotación de los recursos naturales en la Antártica, las investigaciones en ese lugar permiten prever una importante proyección de descubrimientos con potencial industrial, basados en microorganismos y seres vivos que son únicos en el planeta.
Las investigación han logrado descubrir más de 300 microorganismos, el 70% de los cuales no eran conocidos hasta ahora. Algunos de ellos son resistentes a la radiación UV, a través de biomoléculas que aíslan las sustancias nocivas y les permiten vivir, lo que podría servir para generar sustancias fotoprotectoras para seres humanos. Más sorprendente aún es el descubrimiento de microorganismos que soportan la radiación gamma, que es la que se libera en los desastres nucleares. Actualmente, los investigadores trabajan para saber cuáles son los mecanismos que dan esa particularidad a estos microorganismos, lo que podría permitir el desarrollo de algún tipo de antídoto para contrarrestar los efectos de la radiactividad.
A nivel de plantas, uno de los ejemplos más llamativos es el de la Deschampsia antarctica, cuyas características de resistencia a los rayos UV permitieron desarrollar un extracto con propiedades cosméticas fotoprotectoras que ya está en fase de pruebas clínicas. Paralelamente, están trabajando en un biofertilizante que favorece la absorción de fósforo del suelo por medio de microorganismos aislados de la Antártica. Los Investigadores nacionales responsables del proyecto cuentan ya con siete patentes en Estados Unidos a partir de la ciencia antártica.
Por otro lado, la Fundación Biociencia está trabajando en un proyecto con una enzima que degrada lípidos a altas temperaturas, con potenciales usos en las industrias farmacéutica, textil y alimentaria.
Las proyecciones para esta ciencia enfrentan, sin embargo, ciertas limitaciones. “Estamos llegando a un número en que continuar creciendo se nos va a hacer difícil, porque para ello requerimos de mayor infraestructura en la Antártica”, explica el director de Inach. Para suplir esta falencia, la institución está trabajando en generar acuerdos con las Fuerzas Armadas para instalar nuevos laboratorios en sus bases.